Aprendí a escribir cuando iba a párvulos... me dieron mi primer lápiz de minas y un cuaderno Rubio titulado Escritura vertical.
Todo eran palitos y redondas que se unían de forma curiosa.
Pasados unos años he de aprender otro tipo de escritura, en la que el cuaderno es un blog, el lápiz son mis dedos y las páginas no pasan en horizontal, sino en vertical...



lunes, 14 de junio de 2010

... la media naranja

sólo me hacía falta coger un poquito de carrerilla para volver a escribir... las cosas poco a poco se van poniendo en su sitio y vuelvo a tener tiempo para ponerme delante del ordenador, abrir la página de creación de entradas y dejar que mis dedos se deslicen por el teclado ordenando las miles de ideas que cada segundo pasan por mi cabeza...

aún no me he acostumbrado a mi nueva imagen, quizás por eso ahora entro cada día... qué grises los títulos... a mi me gustaban color naranja... perdonar el inciso: "Sr. Blogger, por favor, ponga la opción de poder cambiar de color el título de la entrada"...

mientras el Sr. Blogger contesta, voy a darle algo de naranja a esta entrada... el otro día, en una librería encontré un pequeño libro en forma de medio círculo, como una D... era muy cortito y las páginas eran como de cartón grueso (como los libros de los bebés)... me llamó la atención las ilustraciones y cuando leí la historia me quedé prendada... desde aquí felicito a su autora e ilustradora Elena Ferrandis... contaba la historia de una media naranja hembra que buscaba desesperadamente a su media naranja macho (en adelante medio naranjo)...

había una vez una media naranja muy triste porque no encontraba a su medio naranjo... ella quería ser una pareja naranja... la ciudad estaba llena de medias naranjas con sus medios naranjos paseando por las calles, abrazados y riendo felices... estaba desesperada porque quería encontrar a su medio naranjo... pensaba que no existía y que se quedaría siempre media naranja soltera... cada vez que conocía a un medio naranjo lo intentaba, pero uno era ácido, otro seco, otro demasiado dulce... no encajaba con ninguno de ellos...

un día, cuando menos se lo esperaba (como suele ocurrir en estos casos) conoció a su medio naranjo... pero aún no había caído del árbol... ella le esperaba abajo, alargaba los brazos para poder tocarle... él le decía que es que aún no estaba maduro para algo serio... lo iba a visitar cada día esperando a que madurara y cayera del árbol...

por fin llegó el día en el que el medio naranjo maduró y quiso vivir con ella para siempre... ella lo abrazó fuertemente... se lo llevó a su casa... y lo exprimió... fin...



2 comentarios:

Negrevernis dijo...

Tal vez por eso los zumos en botella duran más... aunque son menos naturales, claro. ¿Qué merecerá más la pena?

carola coch dijo...

por lo menos en botella es más fácil llevártelos a casa... no has de esperar a que maduren...